El pueblo maldito de España

Como enmarcando un cuadro perfecto para una película de misterio y suspenso, Trazmos se erige como un peculiar poblado de pocos habitantes ubicado en Zaragoza, España, y donde los mitos y leyendas parecen recobrar vida.

Gabriel Martínez Rivas | Editor Rincones

El Moncayo, esa inmensa montaña donde con cada estación del año el bosque se viste de diferentes colores, donde sentimos que una magia especial lo envuelve, pues parece que detrás de cada árbol que crece sobre una verde alfombra de musgo, saldrá un hada, un duende, o que entre sus caminitos nos encontraremos con la cabaña de los 7 enanos; es en las faldas de este lugar donde descubriremos el rincón de hoy.

— Porque antes de terminar la senda, me dijo con el tono más natural del mundo, tendríais que costear el precipicio á que cayó la maldita bruja que le da su nombre, y en el cual se cuenta que anda penando el alma que, después de dejar el cuerpo, ni Dios ni el diablo han querido para suya.

Carta sexta
Cartas desde mi celda.
Gustavo Adolfo Bécquer.

Un mural del gran poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, escobas, sombreros, ajos colgantes y lápidas en los jardines nos da la bienvenida a este pueblecito de la provincia de Zaragoza. Fue el poeta quien lo popularizó a través de sus escritos de la serie “Cartas desde mi Celda”, las historias de miedo que dan fama al único pueblo maldito de España. Trazmos, el que desde hace cientos de años está excomulgado.

Fue un abad del Monasterio de Veruela quien en el siglo XIII consideró que la localidad no merecía la bendición de Dios, pues era famoso por celebrar aquelarres y ritos paganos, y, aunque han pasado muchos papas desde entonces, ninguno ha levantado esta maldición, quedando así en el mapa como un destino obligatorio para día de brujas.

Desde entonces en este pueblo se cuentan miles de historias de terror y paganismo. Una de las más famosas y confirmadas por los lugareños es la muerte de la tía Casca, una hechicera que todos los habitantes siguieron hasta los peñascos cercanos al pueblo y la mataron sin derecho a juicio o explicaciones, desde entonces su alma pena por los alrededores asustando a todo aquel que vaga de noche por las desoladas calles del pueblo, pues cuenta con menos de cien habitantes.

Su antiguo castillo en la cima ha sido testigo de este encantador lugar y todo lo que se ha dicho, recorrerlo es descubrir rincones llenos de misterios y fantasías, pues, aunque no creamos en espantos, el lugar hace que parezca perfecto para grabaciones de películas de terror. Cada año es visitado por miles de turistas que se acercan para descubrirlo o simplemente con la intensión de vivir un fenómeno paranormal.

Nos cuentan las vecinas que todavía existen descendientes de la tía Casca, es por eso que en este poblado durante las fiestas patronales no se elige a la reina de las fiestas, sino a la bruja del pueblo, haciéndole honor a sus mitos y leyendas. Al hacer el recorrido en su pequeño casco urbano, nos encontramos con casas que están rotuladas con el nombre de las brujas electas cada año y que ahí habitan.

Como visita obligatoria está el peculiar museo de las brujas, su iglesia, subir al antiguo castillo, descubrir murales y misteriosos gatos en sus callejones. No se preocupe si en la visita no sufre algún evento paranormal, porque quedará hechizado con las maravillosas vistas de campos de girasol y olivos que se divisan desde el pueblo, su agradable clima y amables habitantes.