Por Marien Garza | Miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife
El amor, una de las experiencias humanas más románticas, subjetivas, profundas y complejas, ha sido estudiado extensamente y de manera científica desde una perspectiva química, psicológica y hasta neurobiológica. Haciendo alusión al mes del amor y la amistad, al bello febrero, a continuación deseo compartir algunas curiosidades que subyacen al amor romántico, sustentadas por investigaciones científicas.
La química cerebral del amor
El amor romántico está intrínsecamente ligado a la actividad neuroquímica en el cerebro. Los neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina y la serotonina juegan roles cruciales en la formación y mantenimiento de vínculos afectivos. En el 2005, algunos investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para demostrar que las áreas cerebrales asociadas con el sistema de recompensa, como el núcleo accumbens, muestran alta actividad cuando las personas ven imágenes de sus parejas románticas. Este hallazgo sugiere que el amor está impulsado por mecanismos similares a los que regulan otras formas de recompensa.[1]
El papel del córtex prefrontal en la toma de decisiones amorosas.
El amor no solo involucra sistemas de recompensa, sino también regiones del cerebro asociadas con la cognición y la toma de decisiones, como el córtex prefrontal. Los investigadores expertos en el tema, han encontrado que las áreas prefrontales muestran una disminución de actividad en personas profundamente enamoradas, lo que podría explicar la tendencia a idealizar a la pareja y a minimizar sus defectos. Este fenómeno podría estar relacionado con la suspensión temporal de juicios críticos en nuestras relaciones románticas.[2]
El ser humano presenta “adicción al amor”.
La dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa, desempeña un papel crucial en la etapa inicial del enamoramiento. Estudios científicos muestran que los niveles elevados de dopamina en el cerebro de personas enamoradas son similares a los observados en individuos que consumen sustancias adictivas. Este hallazgo sugiere que el amor puede actuar como una forma de adicción natural, con síntomas de abstinencia emocional cuando se interrumpe una relación.[3]
Considero que todas estas curiosidades no solo iluminan la naturaleza del amor, sino que también abren puertas para abordar nuestros vínculos afectivos desde diferentes perspectivas.
“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”.
Antoine de Saint-Exupéry
[1] Fisher, H. E., Aron, A., & Brown, L. L. (2005). Romantic love: A mammalian brain system for mate choice. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 361(1476), 2173-2186.
[2] Bartels, A., & Zeki, S. (2000). The neural basis of romantic love. NeuroReport, 11(17), 3829-3834.
[3] Acevedo, B. P., Aron, A., Fisher, H. E., & Brown, L. L. (2012). Neural correlates of long-term intense romantic love. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 7(2), 145-159.