La magia del Paleolítico hasta hoy

En el cerro Valonsadero, en Soria, España, hace miles de años se asentó una tribu primitiva que dejó su legado, que aún se conserva y es testigo fiel de su modo de vida

Por Gabriel Martínez Rivas | Editor Rincones 360 Grados

En una verde pradera en medio de un inmenso bosque virgen, un grupo de nómadas se asienta en busca de descanso y alimentación; viven de la caza, pesca y recolección de frutos. Es la Edad de Bronce, hace 3 mil años antes de nuestra era. La vida de esa época es silenciosa y dura, grandes descubrimientos están a punto de ocurrir.

La vida como la conocen se transforma cada día y las ceremonias religiosas se vuelven complejas, las sociedades de la época tienen mucha curiosidad y, por lo tanto, ingenio, elaboran utensilios de los pocos materiales que pueden manipular, entre ellos pinceles y pinturas naturales. 

La tribu se ubicó en lo que hoy en día conocemos como el cerro de Valonsadero, en las cercanías de la ciudad de Soria, España. Mientras unos se dedicaban a conseguir alimentos o cuidar a los niños, en otros nace la necesidad de transmitir y recrear la vida religiosa o nómada desde el arte, vestigios que han vivido hasta nuestros días y son testigos de las actividades que un día se realizaban en este bosque, hoy convertido en parque histórico y cultural. 

En esta explanada, vigilada por el imponente Pico Frentes, encontramos una serie de pinturas rupestres que después de casi tres mil años se han conservado casi en su perfección. En las representaciones hay escenas de la vida cotidiana de las primeras tribus que vivieron en Europa, cuido y trabajo con animales, algunas serpientes, el sol, la luna y árboles; pero también destacan pinturas sin explicaciones que para los expertos se trataban de rituales religiosos y adoptaban formas extrañas basadas en espiritismos. 

Según el centro de interpretación del parque, las pinturas rupestres se encuentran alrededor de todo el mundo, pero en Francia y España están las más antiguas, pues corresponden al periodo que va desde el Paleolítico al Neolítico. Por eso el valor histórico y cultural de esta zona, donde además de descubrir entre las rocas estas representaciones, podrá refrescarse y disfrutar del agradable clima campestre. 

Hacer el recorrido por cada uno de estos vestigios es emocionante, pues el lugar aún conserva algo de la magia de aquel entonces y nos pone a pensar en el tiempo y espacio, el origen de la vida y la conexión con la naturaleza, todo lo que la humanidad ha pasado desde entonces y que, aun así, en cierta forma seguimos siendo iguales.  

 

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