El duelo, cuando la vida se nos va con alguien

Por: Wiliam Narváez

El duelo es quizás uno de los estados sicológicos más conocidos por la población. Todo el mundo sabe que existe, casi a todos nos ha tocado vivirlo en algún momento de nuestra vida y hemos conocido a personas que han pasado por él, o lo está viviendo.

Empíricamente se conoce que el duelo es una respuesta emocional adaptativa y normal ante una pérdida, y se le denomina duelo al proceso de separación con la nueva realidad que tenemos cuando sufrimos una pérdida emocional en nuestras vidas.

Según  la experta Norma Campos, terapeuta y consejera en aspectos sicológicos, un duelo mal llevado puede desencadenar tristezas profundas, incluso la depresión y, en grandes extremos, el suicidio.

 

Incidencia

 

Una de las principales causas es la pérdida de un ser querido, “y afecta de manera  relevante cuando esta persona murió de manera inesperada”. Otra de las causas es perder el empleo y quedar desprotegido económicamente.

También se vive un tipo de duelo, y quizá el más conocido o vivido, conocido como cavanga por la pérdida de una pareja o la desaparición o muerte de una mascota.

Sin embargo, no hay que perder de vista que, aunque son momentos pasajeros y superables, muchos no lo logran.

“Para las personas que perdieron un ser querido, por ejemplo, deben ponerse a pensar de una manera positiva, recordando todo los momentos buenos que vivieron al lado de ese ser que ya no está y no puede dejar de vivir la vida, que debe continuar”, expresó.

Para superarlo, se debe contar con el apoyo familiar, de las amistades, de los vecinos y tener una red de apoyo, muy importante en estos casos. Sin embargo, señala que tampoco se debe forzar a la persona a superar un estado que conlleva su propio tiempo, en dependencia de cada quien.

 

Así lo superó

 

Martha Lorena Fonseca Moya perdió a su segundo hijo, Rafael, de 20 años, a raíz de una complicación derivada de apendicitis. Era, según su progenitora, “un muchacho con una vida por delante y estudiaba el segundo año de la Universidad de Ingeniara (UNI)”.

 

Desde entonces, afirma doña Martha, para ella finalizó la alegría, su casa perdió la esencia de todas las festividades del año y el día de las madres le resulta un poco doloroso. “Mi muchachito ya no está conmigo y sé que él nunca más pasará conmigo”, reflexiona.

Para superar el duelo y sobrevivir a la depresión, doña Martha cuenta: “Mi esposo y yo nos hemos apegado al Señor, si Jesús no estuviera en nuestras vidas, creo que ya me hubiera suicidado y hasta estuviera divorciada de mi pareja”.

 

Vivir un duelo será inevitable para la mayoría, sin embargo, sin un tratamiento adecuado el duelo puede incrementar el riesgo de contraer presión arterial alta, enfermedades cardíacas e incluso cáncer, según revelan algunos estudios, por lo que “crear conciencia sobre lo que nos pasa, podría ser la clave fundamental para sobrevivirlo o que la vida se nos vaya con alguien que ya no está”.

 

Ocho claves para superarlo

  • Se necesita tiempo para asumir la idea: Algunas personas requerirán más tiempo que otras. Necesitamos darnos ese espacio para hacernos a la idea de la ausencia.
  • Expresarnuestros sentimientosPoder comentarlos con alguien, hablarlo. Necesitamos compartir nuestra experiencia y es también un modo de demostrar lo que sentimos por la persona fallecida.
  • Tener una red de apoyo social: Un conjunto de personas, familia o amigo que nos ayuden a pasar con estas etapas, que estén en nuestro lado en momentos de tristeza.
  • Hay que recordar a la persona: No hay que olvidarla, fue parte de nuestras vida y deberá seguir siéndolo en nuestros recuerdos.
  • Asumir que se debe seguir viviendo: La vida no cesa porque se muera un ser querido, es probable que a pesar de nuestro dolor intenso, de nuestras ganas de no vivir habrá personas que nos quieran “vivos” y que nos necesitan a su lado. Esta puede ser una buena razón para arrancar y seguir delante.
  • Acudir a celebraciones y manifestaciones relacionadas con la muerte: Es otra forma de reconocer socialmente la muerte del ser querido. Los demás te apoyan y comparten tu dolor. Son ritos necesarios desde el punto de vista del hombre como ser social.
  • Los horarios, rutinas, hábitos y costumbres son buenos aliados: Nos devuelven a la realidad del día. No hay que forzarlo tampoco, la persona volverá a ellos o establecerá unos nuevos cuando esté preparada.
  • Nuestra forma de llevar el duelo debe se respetada: Cada uno expresará el dolor de una manera, pasará de una fases a otras en distintos momentos. Hay un lugar para todos y el respeto es la mejor opción.

 

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